Directo a la fuente


Desde niño tuve curiosidad por comprender la vida, lo cual junto a ciertas circunstancias, me ha llevado a investigar bastante sobre temas que se atribuyen a lo que algunos llaman DIos y otros afines.


Pasé por muchas corrientes que se decían "cristianas" aunque de ello tenían poco, también por otras corrientes de distinta índole. 


En general tenían cosas bastante rescatables, pero también cosas que me parecían extrañas, contradictorias y hasta perjudiciales.


Los libros sagrados son muy interesantes y útiles si los lees con mucho cuidado, detenimiento y reflexión, sin textos o personas intermediarias que traten de interpretarlo (eso es una labor personal), intentando ver como puedes aplicarlo a tu vida de un modo provechoso no solo para ti sino también para los demás seres.


Generalmente cuando hay un intento de explicartelos, hay también una interpretación y tergiversación que a veces se hace sin ninguna intención egoísta procurando aclararte o facilitarte el asunto, pero otras veces es con un descarado intento de aprovecharse de ti.


Es mejor ir directo a la fuente, con la menor cantidad de intermediarios posibles. Ello a veces es más trabajoso, pero también más provechoso.


Al pensar en Dios, cualquiera sea tu visión de él, incluso si eres agnóstico o ateo, considera que en el caso de que Dios exista, algo se puede conocer sobre dicha divinidad al observar con detenimiento su obra : la naturaleza.


Con una paciente observación de la naturaleza podemos aprender cosas más provechosas que con muchos libros que, como dice uno de los libros sagrados llamado Bhagavad Gita, pueden ser letra muerta.